viernes, 8 de septiembre de 2017

UNAS DAMAS A PUNTO DE HABLAR- Sánchez de Loria 931



Caminaba por Av. Independencia, cuando la luz del semáforo me detuvo, como un acto reflejo que ya se me ha instalado, alcé la mirada y me sorprendieron unos mascarones, que no distinguía en detalle.




A la distancia, parecían muy rústicos, para ese frente de imitación piedra, con zócalo pintado en rosa.

Los rostros de los mascarones sorprenden.




Son de mujer. Grandes ojos claros, nariz respingada, una enorme boca que se abre como una flor suplicante, la frente desaparece en un penacho que compone todo el marco de lineas ondulantes y hojas de acanto.






El artista se preocupó por hacer esos ojos claros. Hay un trabajo excelente de oscurecimiento de la pupila y iluminación del iris, que parece tener vida. Curioso detalle, porque sólo se distingue cuando se aproxima la imagen con un zoom.


¡Y a mi, que a la distancia, me resultaban toscos e inacabados!


Los mascarones son tres, colocados simétricamente. Los que están hacia el sur y al centro,  por arriba de un friso sobre los dinteles de las ventanas. El que está hacia el norte, quedó entre una ventana ciega y la puerta de entrada.







Es posible que los mascarones impresionen como ornato extraño, porque a distancia, parecen rostros con agujeros en el lugar de los ojos. Este efecto lo provocan  las hojas que rodean, ensombreciendo, las caras.

Hay una marcada diferencia de la casa del arquitrabe hacia abajo y hacia arriba. Como si sólo se hubiera puesto en valor el frente hasta las ornamentaciones horizontales. Ahora, si uno mira la casa contigua, que está muy cuidada, vemos que el sector frontal que se corresponde con la azotea, está deteriorándose.

La duda se abre. 

En realidad, cuando se pintó el frente, no se restauró lo más valioso, lo que hace a la identidad de esa propiedad. Las siguientes fotos son la muestra:





Una semilla entró por alguna fisura de la pared, se convirtió en ramas y como una palanca fue separando planos, los hierros que sostienen la estructura del mascarón.




Desde distintos ángulos se observa el daño. Esa moldura corre un serie peligro de desaparecer. En el último año se han perdido muchos mascarones y cartelas, que, algo deteriorados, no resistieron el cambio pluvial en nuestra ciudad.





Este es el mascarón del centro.







Aquí los tenemos vistos de perfil






Éste es el mascarón sur, que resiste la tensión de un cable.













El mascarón norte, que parece dirigir la mirada en una dirección diferente a los anteriores. 





Otros detalles de la decoración



















©  Ana di Cesare por Peña de Historia del Sur 
Queda prohibida la reproducción del material fotográfico sin autorización por escrito  de su autora.


Mail de contacto: dicesareana@gmail.com 


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