sábado, 29 de abril de 2017

DRAGONES FLAMÍGEROS - México 702





A fines de diciembre de 2016, quedé embotellada por el tránsito, por la calle Chacabuco a metros de su cruce con México (esquina SO). ( México 702)

Levanté la mirada y vi un friso con dragones en alto relieve, con los ojos sobresalientes muy rojos, que en ese mediodía soleado, me pareció verlos brillar como si fueran de vidrio. 



Aunque hace casi 30 años, viví un tiempo en las inmediaciones, en la Casa Moreno, no conocía este frente.  Recién pude ir expresamente a fotografiarlo, un mes más tarde.



El edificio de Planta baja y dos pisos, tiene una linda estampa. Balcones en la ochava, uno cerrado con celosías, otro abierto como un mirador. Hacia las ventanas que continúan la construcción, una falsa columna con capitel jónico, entre los medio toros un girasol estilizado, que desde abajo semeja una cruz.  Una decoración vegetal hermosa dispersa en frente, ménsulas.






De manera inexplicable emerge el friso con sus dragones, en posición fetal y con lenguas flamígeras, que parecen desamparados, sufriendo ese frío que Buenos Aires perdió.





Los ojos, no son de vidrio, como imaginé ese mediodía, alguien los pintó al poner la propiedad en valor. Quizás para otorgarle una fiereza de la que carecen.

Si comparamos estas fotos, veremos como algunas miradas permanecen sin color.














Una casa más en Buenos Aires, otra aventura para mirar.



© Ana di Cesare por Peña de Historia del Sur 
© Fotos: AAna di Cesare
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jueves, 27 de abril de 2017

EL EDIFICIO DEL MIRAMAR - Av. SAN JUAN 1991



 Av. San Juan 1991.

El edificio en cuya planta baja, se encuentra el célebre "Miramar".

Hasta mediados de los ' 70, de eso puedo dar fe, era famosa su rotisería con entrada por la ochaba de Av. San Juan y Sarandí.

¿Qué vecino de San Cristóbal, no compró allí al menos una vez, sus productos al spiedo, o sus jamones? ¿Cuántos no fuimos habitués?

Yo iba en general los domingos con mi padre. Había que esperar bastante para ser atendido, así que para disimular la espera, tomábamos algo en el café "El Miramar". Entonces era un bodegón de mala muerte, una continuación de la rotisería, donde se reunían vecinos del barrio, en realidad hombres, porque no tenía categoría para otra cosa que parroquianos, a tomar el vermuth, discurriendo el paso del tiempo.

A mí me gustaba, como me siguen encantando los cafés que mantienen la boisserie, los ventanales guillotina, una impronta de todas las historias que se cruzaron entre sus paredes.

Luego se convirtió en un restaurante de moda. Yo no andaría por estos pagos, en los tiempos de su metamorfosis.

Nos hace reir a los antiguos del barrio, la prosapia que algunos le endilgan a aquella esquina, que sin bronce alguno, tenía épica.

Volviendo al edificio que es lo que acá interesa, tiene un frente  muy vistoso, con decoraciones variadas, que se desarrolla principalmente sobre la calle Sarandí.


He aqui un asombrado rostro de mujer, que añade a los bucles de su cabellera y collares, un colgante de frutos y vegetación, quizás una alusión al jardín de las delicias, quizás una insinuación erótica a los goces que palpitan, detrás de la guirnalda.

Creo que aquellos frentistas daban mucha libertad a la mirada de los paseantes. Los observadores, podían descubrir tras una forma, otras muchas y una infinidad de interrogantes en su polisemia.




Sobre Sarandí, hay un remate en altura con una presentación en la que yo percibo con cierta marcialidad.




En la ochava, remata una  figura femenina que que como hemos visto en otras damas de otras entradas, tiene algo de la de Elche.


Tomo unas fotos de Catastro, para observar la evolución del edificio en estos últimos años:


Catastro - Foto del 22 de abril de 1997


Catastro - Foto del 25 de agosto de 2006



©  Ana María di Cesare por Peña de Historia del Sur 
© Fotos: Ana María  di Cesare
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